Día cero
Fue como atravesar un portal a otra dimensión. Una dimensión desconocida.
Cruzar por esa puerta, y que al salir del otro lado ya estaría en otro lugar, tan distinto, tan lejano, tan ajeno al mío.
A la espera de ser presa fácil de mis miedos, me detuve a mitad, justo en el marco de la puerta, con maleta en mano y mire atrás, vi sus hermosos rostros sonreírme, alentándome a avanzar, conteniendo el llanto y las ganas de aferrarme a ellos como cuando era bebe, y en sus brazos era feliz.
Sonreí, cerré los ojos y cruce.
Ya no los vi más, ahora solo sueño con el reencuentro, con aquel día especial. En volverlos a mirar.
Y sigo viajando por la dimensión desconocida….