Circo, maroma y teatro, a las 2:00 a.m.
Maldito café y atarantada memoria la mía, que olvido que el café después de las seis de la tarde no me deja dormir; al que también olvido pedir le pusieran leche deslactosada. Así que ahora tengo bastante noche para escribir, divagando en esa vida paralela que tanto me aterra pensar, pero que la verdad es, que es lo que le da el sabor a mis rutinas. Así que soy un zombi con torzones, a las dos a.m. recostada boca abajo para disminuir los gorgoreos en mi panza.
Ya tenia tiempo sin pensar en aquellas cosas tontas, entre nuevos proyectos en mis pininos de un intento a algo parecido a principiante de escritor, que decirlo así se me hace mucho. Me he estado divirtiendo de lo lindo, sumándole que intento ser responsable y cumplida en la escuela, ahora si hago mis tareas. Luego en el trabajo que se les ocurre ponerme a trabajar y a mi que también se me chispotea salir a divertirme de vez en diario con mis amigos, sin calcular el insumo de ese liquido mágico que alegra el rostro y borra la mente. Aun que luego me la devuelve de golpe, dejando un dolor de cabeza espantoso.
Entre todo eso, hasta hoy tuve tiempo de pensar a donde huir por los días que visites mis miedos. Un año después, ya no eres nada, nadie, finito.
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