En la orilla de mar.
Todo cambia, todo, todito, sin excepción. Definitivamente sin objeción alguna, yo también cambie, hacer un recuento de los daños no siempre me es fácil, según mi estado de animo pongo atención en los cambios mas próximos al suceso en cuestión.
Crecí, inevitablemente eso también forma parte de todo ciclo humano, siendo el hecho que menos me gusta de cambiar.
Ver la vida de color rosa, a las personas como seres incapaces de dañar a conciencia, siempre con una flor margarita sobre su oreja y una sonrisa coqueta para mí. Rodeada de gente útil de la cual aprender, con sus vidas y propósitos propios, con amigos para aventar para arriba como padrino que lanza un puño de monedas en el bautizo del ahijado, con tal felicidad que se desbordaba por la piel. Siempre dispuesta a escuchar y ayudar a cuanto extraño me necesitara.
Pero crecí, cambie y como que maduro lentamente, pero ahí la llevo. Y lo que queda de aquel ser iluso esta muy guardado adentro de mí en cajita de mil candados.
La manera de ver las cosas, la manera de ser, de pensar, hasta la manera de amar. Todo cambio.
En un mismo tiempo y espacio, una parte de mi esta a la defensiva, aprendió a amar y celar su espacio y silencio, a callar y escuchar, a no juzgar pero no confiar, a ayudar a otro pero definitivamente no espera le tiendan la mano a ella, a guardar sus sueños para ella misma poniéndose el traje de la realidad.
Y la otra parte de ella sigue y seguirá allí, pero como le dijeron una vez: “No dejes que nadie que no lo valga, conozca esa parte linda de ti si no quieres ser lastimada”; Y no es que yo me auto alabe, pero definitivamente no quiero ser lastimada, así que pongo mi distancia y mis limites bien definidos. Soñando a escondidas, creyendo que si hay personas buenas, que los elefantes que vuelan si existen!
No me perdí, solo me guarde, camino a la orilla del mar, descalza sin mojarme mas, aun que aprendí a nadar uno se puede ahogar, no voy con la corriente pero tampoco me opongo a ella.
Vivo.
Crecí, inevitablemente eso también forma parte de todo ciclo humano, siendo el hecho que menos me gusta de cambiar.
Ver la vida de color rosa, a las personas como seres incapaces de dañar a conciencia, siempre con una flor margarita sobre su oreja y una sonrisa coqueta para mí. Rodeada de gente útil de la cual aprender, con sus vidas y propósitos propios, con amigos para aventar para arriba como padrino que lanza un puño de monedas en el bautizo del ahijado, con tal felicidad que se desbordaba por la piel. Siempre dispuesta a escuchar y ayudar a cuanto extraño me necesitara.
Pero crecí, cambie y como que maduro lentamente, pero ahí la llevo. Y lo que queda de aquel ser iluso esta muy guardado adentro de mí en cajita de mil candados.
La manera de ver las cosas, la manera de ser, de pensar, hasta la manera de amar. Todo cambio.
En un mismo tiempo y espacio, una parte de mi esta a la defensiva, aprendió a amar y celar su espacio y silencio, a callar y escuchar, a no juzgar pero no confiar, a ayudar a otro pero definitivamente no espera le tiendan la mano a ella, a guardar sus sueños para ella misma poniéndose el traje de la realidad.
Y la otra parte de ella sigue y seguirá allí, pero como le dijeron una vez: “No dejes que nadie que no lo valga, conozca esa parte linda de ti si no quieres ser lastimada”; Y no es que yo me auto alabe, pero definitivamente no quiero ser lastimada, así que pongo mi distancia y mis limites bien definidos. Soñando a escondidas, creyendo que si hay personas buenas, que los elefantes que vuelan si existen!
No me perdí, solo me guarde, camino a la orilla del mar, descalza sin mojarme mas, aun que aprendí a nadar uno se puede ahogar, no voy con la corriente pero tampoco me opongo a ella.
Vivo.
1 comentarios:
=/
me identifiqué con lo del principio...
(aunque ya me estoy dando cuenta de taaantas cosas D:)
ME GUSTO!
Publicar un comentario