Enferma?
Con tan solo saber de ti, logras que mi pulso se acelere como locomotora a toda velocidad. Si te escucho hablar, como suele ser cada día y tú sin saber; es la alegría reflejada en mis labios con risitas bobas, pero si te veo frente a mí, mirándome con esos ojos “pispiretos” tuyos, comienzo a tambalearme con el temblor entumido en mis rodillas, mi boca se calla y mis mejillas me delatan por su “rojura”. Mis labios se en crispan, el sudor en mi frente y pecho te piden un beso. Mis manos tartamudas comienzan a andar en tu cuerpo fresco con toquecitos inquietos, coqueto. Hasta que surge el efecto de la pastilla para la fiebre y congestión, por este clima tan “jodido”.
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