ROSA AZUL
Día gris, noche negra; es que acaso jamás podré ver al sol de frente, sin que me cegué su encanto y me haga llorar por la impotencia de no poderle tener tan cerca.
En mi mundo ya no hay mas un sol, se a quedado bajo el encanto de la neblina, impredecible, misteriosa y fría. La luz se apago un día que mi sol se perdió en medio de un universo paralelo al mío.
Tan distante y distinto, que casi no recuerdo ya aquel chiquillo alegre y resplandeciente que alegraba mis mañanas tibias.
Ahora tengo miedo de ver de nuevo su luz, aquellos rayos que me doblegaban a su voluntad, su imponente imagen, fuerte y grande, enorme en realidad, digno de admirar.
Como todo ser celestial se convirtió en mi necesidad, en la vitamina a mi tallo, calor a mis raíces; mis pétalos se han secado.
Que vuelves, eso oí. Pero mi cielo ya es embellecido con la luna, blanca, fría, casi transparente, no oculta, no miente, no falla.
Mantente a la distancia, lejos, a kilómetros de ser posible, ya soy fría y gris, las estrellas me adornan y al sol no le necesito más esta flor, que se acostumbro a la oscuridad, a la soledad, donde el silencio es el más fuerte grito que desahoga su alegría, su deseo de vivir.
En mi mundo ya no hay mas un sol, se a quedado bajo el encanto de la neblina, impredecible, misteriosa y fría. La luz se apago un día que mi sol se perdió en medio de un universo paralelo al mío.
Tan distante y distinto, que casi no recuerdo ya aquel chiquillo alegre y resplandeciente que alegraba mis mañanas tibias.
Ahora tengo miedo de ver de nuevo su luz, aquellos rayos que me doblegaban a su voluntad, su imponente imagen, fuerte y grande, enorme en realidad, digno de admirar.
Como todo ser celestial se convirtió en mi necesidad, en la vitamina a mi tallo, calor a mis raíces; mis pétalos se han secado.
Que vuelves, eso oí. Pero mi cielo ya es embellecido con la luna, blanca, fría, casi transparente, no oculta, no miente, no falla.
Mantente a la distancia, lejos, a kilómetros de ser posible, ya soy fría y gris, las estrellas me adornan y al sol no le necesito más esta flor, que se acostumbro a la oscuridad, a la soledad, donde el silencio es el más fuerte grito que desahoga su alegría, su deseo de vivir.
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